domingo, 25 de agosto de 2013

LLachon, PERU


Y llegamos a Puno ya con la idea de ir a LLachón, lugar que me habían recomendado para ver la parte cultural peruana de lleno y finalmente así fue. En la Isla del Sol me encontré a este personaje peruano/español que les comenté en el respectivo álbum, y lo convencí para que vayamos a este lugar tan poco conocido que nos llenaba de expectativas ya que el ansiaba vivir lo mismo que yo. De la estación de bus nos subimos a una moto taxi, que son super baratos, y nos llevó al lugar donde salen las combis que te llevan a Capachica que queda a una hora mas o menos de ahí, donde haríamos la combinación con otro transporte para que nos deje en LLachon.



Cuando llegamos nos fuimos a la casa de Magno, un lugar que habia escuchando nombrar y que fue inolvidable tambien, estaba incluido el  desayuno, el almuerzo y la cena, preparados por ellos mismos y lo mas lindo fue comer con ellos y charlar bastante sobre todo lo que quisieras saber, fue una experiencia hermosa de turismo vivencial que recomendamos ciegamente, de hecho LLachón fue el lugar donde mas aprendimos y vivimos de la cultura peruana, no se pierdan este increible pueblo.






La riquísima sopita de quinua




Recorriendo el pueblo vimos su transparencia y la austeridad de su arquitectura. Y la gente.. la gente fue lo mejor!!!! Siempre super amables, nos dejaban entrar a sus casas, recorrer sus huertas, estar con sus animales, hasta ayudarlos con sus cosas, fue algo muy lindo que no vimos en casi todo Perú, nunca nadie nos vio como un dolar caminante, nunca nos miraron con intensión de tener algo a cambio por mostrarnos su vida y eso fue lo mas preciado, algo que nunca paso en La Isla flotante de Uros.






Otra experiencia única fue conocer a estos pescadores que estaban reparando y pintando su barquito. Nos quedamos charlando sobre sus vivencias y costumbres, unos lugareños super transparentes y con una agradable predisposición para contar su historia para que pudiéramos conocerlos en profundidad. También nos dejaron intervenir en su intento de reparar las averías que tenia su bote así que estuvimos unas horas con ellos meta charla y trabajo.







Sus playas eran tan desoladas que inspiraba a disfrutar de algo muy difícil de conseguir, aislarse así del turismo fue algo que intentaba concretar y nada mejor que hacerlo en un lugar tan cultural como Llachón, su tranquilidad los invita a conocer lo mas intimo de su esencia. 





Caminando por la playa vimos estos botes amarrados a las rocas. A diario veíamos que salían por el Titicaca a realizar su pesca rutinaria, algo que teníamos muchas ganas de ver. Ya habíamos preguntado a algunos si nos podían llevar pero no pudimos coincidir, sin embargo conocimos a un chico de 18 años que volvía de su pesca y le pudimos comentar sobre nuestro gran deseo. A pesar de estar cansado de tanto remar y remar nos dijo que nos podía llevar a conocer sus peses que estaban en una especie de piletones hecho de redes en el medio del lago. Nosotros totalmente entusiasmados no sabíamos como agradecerle a nuestro pequeño amigo llamado Francisco sobre su invitación. 





Fue asi como hicimos todo el recorrido charlando de la vida del muchachito, sus ganas de ir a la universidad, su preparación para hacerlo próximamente, la vida cotidiana que tanto nos atrapaba, cuales eran sus expectativas para su futuro, etc.. en fin lo conocimos a fondo y tuvimos una charla muy rica que la guardamos en nuestras mochilas. Cuando volvimos nos despidió con una sonrisa y nunca nos pidió ninguna propina ni nada por el estilo, el chico lo hizo de corazón, no lo hizo por ninguna conveniencia, sabia que iba a ser lindo para nosotros hacer esta experiencia y lo hizo con ganas, lo hizo con buenas intensiones de verdad y eso nos lleno de orgullo y esperanza.
Dio la casualidad de que Magno, el dueño de la casa donde estábamos parando, era el tío de Francisco así que en agradecimiento de como se portó su sobrino con nosotros le dejamos a él para que le entregara de nuestra parte mi campera azul y una camiseta abrigada de mi compañero peruano Davis. Quizá sea una moraleja, para él, una enseñanza que de hacer cosas con el corazón y no esperar nada a cambio pasan cosas como estas, se termina llevando una campera abrigada y una camiseta que seguramente le sera mucho mas útil que a nosotros. Igualmente creo que nadie tenia mas claro este concepto que este chico.


Y después de una hermosa experiencia, Llachón nos regalaba este increíble atardecer que nos dejo atontados por un buen rato y nos invito a reflexionar de todo lo que nos había pasado en el día.





Magno y su hijita



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